CRÓNICA MARATÓN CASTELLON 2024 ATIPICA

Cómo bien dice el título, quiero hacer una crónica de la Maratón de Castellón algo diferente. Más basada en la mentalidad, que en los tiempos, ritmos o recorrido.

Para entender todo este proceso mental de una Maratón, os pongo en antecedentes:

En la línea de salida hablo con mis compañeros de Club Unión Jaguar, Kike y Miguel. El primero quiere ir con el “globo” (Marcan ritmos de carrera) de cuatro horas. Miguel, que ya tiene más experiencia en Maratón, quiere buscar las tres horas y cuarenta minutos. 

Yo, lo tengo claro, ir a cuatro horas y acompañar en todo momento a Kike. 

Debatimos en la salida los ritmos, animándome a que vaya más cerca de Miguel que de Kike, por la preparación demostrada de cara a la Maratón. Pero mí mente es conservadora y no quiere sustos, sólo quiere llegar a meta y disfrutar de recorrer por segunda vez esos 42,195 metros.

Y aquí viene lo que sucedió: después de cinco kilómetros acompañado de Kike y el “globo” de cuatro horas, me veo fuerte, con más ritmo y mis piernas quieren desobedecer las órdenes de mi mente.

Quedando más de treinta y seis kilómetros, me atrevo ir solo, al ritmo que mis piernas mandan y mi razón quiere desaconsejar. 

Solitario, van pasando los kilómetros, adelantando corredores con los que charlo unos segundos o animo a tirar hacia adelante. Voy varios kilómetros por detrás del “globo” de tres horas y cuarenta y cinco minutos.  Al llegar a su lado, otra vez la mente, me aconseja, quedarme refugiado con los demás corredores de ese ritmo.

En ese momento,  cosas del destino, entramos en una zona de ida y vuelta de corredores, cruzándome con Miguel, y otra vez mis piernas deciden correr en solitario e ir en su búsqueda.

Sin ningún corredor cerca y una zona fuera del centro de la ciudad (había menos gente y poca animación) pasan muchos kilómetros sin referencia y camino del kilómetro treinta y cinco, las piernas no tienen mucha frescura. 

Ahora bien, en el treinta y nueve, veo a Miguel con un ritmo bastante bajo y al llegar a su lado, noto los estragos que está haciendo la Maratón en él. 

Me quedo a su lado hasta meta, con la satisfacción de haberle ayudado durante los kilómetros más difíciles de la Maratón.

Una vez cruzada la meta, me planteo la pregunta: ¿Tendría que haber hecho con Miguel toda la carrera? o ¿Empezar más tranquilo, y obedeciendo a mi mente, pude acabar a ese ritmo?

Nunca lo sabré y las experiencias de más Maratones, espero que me den la solución.


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